Amígdala e hipocampo
A grandes rasgos, el hipocampo es una estructura pegada a las amígdalas y opera como centro de almacenamiento de la memoria emocional y su tamaño se relaciona con la respuesta ante estímulos desagradables, por tanto, es clave en la generación de ansiedad y su disfunción contribuye al déficit en la formación de la conciencia y el aprendizaje, entendiendo por conciencia el conjunto de respuestas emocionales que, una vez adquiridas, funcionan de manera automática.
El término de hipocampo, fue acuñado en 1561 por el anatomista italiano Giulio Cesare Aranzio, en referencia a la similitud entre dicha estructura del encéfalo y la silueta de los caballitos de mar.
Encontramos un hipocampo en cada hemisferio cerebral y si reducen su tamaño debido al estrés, la amígdala, detectora del peligro, aumenta su actividad con mayor facilidad por lo que nos volvemos más reactivos, con respuestas más agresivas y desproporcionadas.
Las amígdalas cerebrales, son estructuras en forma de almendra situadas al lado de cada hipocampo y aunque están relacionadas con modulación de la memoria en otras zonas del encéfalo, también representan la piedra angular del miedo y son clave para la supervivencia, porque pueden determinar el componente emocional que tienen para cada persona ciertos eventos externos, también permite captar las señales afectivas no verbales que emiten los demás y seleccionar la conducta más apropiada en un determinado contexto.